Si bien los mapas mentales implícitos (representaciones cognitivas de normas y expectativas sociales) pueden guiar los comportamientos y actitudes de las personas, el orgullo es una emoción compleja que surge de una interacción matizada de factores internos y externos. Los logros intrínsecamente motivados, la alineación con los valores personales, una sensación de crecimiento personal, el reconocimiento social, la superación de desafíos y el cumplimiento de metas intrínsecas pueden contribuir a los sentimientos de orgullo, independientemente de si se alinean perfectamente con las evaluaciones externas o las expectativas sociales.
Por lo tanto, es simplista afirmar que la intensidad del orgullo está determinada puramente por un mapa mental implícito de lo que otros valoran. Los individuos navegan por un terreno dinámico de influencias internas y externas que colectivamente dan forma a sus experiencias de orgullo y otras emociones.