- Deforestación:la tala de bosques para la agricultura, la tala y otras actividades de desarrollo libera grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Cuando los árboles son talados o quemados, el carbono almacenado en su biomasa y en el suelo se libera en forma de CO2. Esto contribuye significativamente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Se estima que la deforestación representa aproximadamente el 11% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
- Pérdida de turberas:Las turberas, también conocidas como humedales, son ecosistemas que contienen grandes cantidades de materia vegetal parcialmente descompuesta conocida como turba. Cuando las turberas se drenan o se queman, la turba se descompone y libera CO2 a la atmósfera. La pérdida de turberas contribuye aproximadamente al 1,8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Las regiones tropicales son particularmente vulnerables a la deforestación y la pérdida de turberas debido a factores como la alta biodiversidad, el clima favorable para la agricultura y la creciente demanda de tierras y recursos. La tala de bosques tropicales, que son ricos en biodiversidad y almacenamiento de carbono, contribuye a una cantidad sustancial de emisiones de gases de efecto invernadero e impacta negativamente en el clima global.
Reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la pérdida de turberas es crucial para mitigar el cambio climático. Los esfuerzos de conservación, las prácticas sostenibles de gestión de la tierra y la promoción de medios de vida alternativos pueden ayudar a reducir las tasas de deforestación y proteger las turberas. Además, promover la agricultura sostenible y reducir la demanda de recursos de los bosques y las turberas puede contribuir aún más a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero de estas fuentes.