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    Un investigador explora cómo la hostilidad que enfrentan las mujeres negras en la educación superior tiene consecuencias nefastas
    En el ámbito de la educación superior, las mujeres negras enfrentan un desafío único y generalizado:la intersección de la hostilidad racial y de género. Esta hostilidad se manifiesta de diversas formas, incluidas microagresiones, estereotipos, discriminación y violencia abierta. Las consecuencias de esta hostilidad son nefastas:obstaculizan el bienestar académico y personal de las mujeres negras y, en última instancia, socavan su potencial de éxito. Comprender y abordar esta hostilidad es esencial para fomentar un entorno de educación superior inclusivo y equitativo para las mujeres negras.

    La Dra. Keesha M. Middlemass, profesora asociada del Departamento de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Georgia, ha dedicado su investigación a explorar las experiencias hostiles de las mujeres negras en la educación superior. Su trabajo arroja luz sobre las formas sutiles pero dañinas en que el racismo y el sexismo se cruzan para dar forma a las experiencias de las mujeres negras, obstaculizando su avance académico y profesional.

    Las microagresiones son una forma común de hostilidad que enfrentan las mujeres negras. Estos son comentarios, preguntas o comportamientos cotidianos aparentemente inofensivos que transmiten prejuicios raciales o de género subyacentes. Por ejemplo, que las llamen "agresivas" o "ruidosas" basándose en estereotipos sobre las mujeres negras puede socavar su sentido de pertenencia y autoestima.

    La Dra. Middlemass también enfatiza el impacto de la amenaza de los estereotipos, un fenómeno en el que las mujeres negras experimentan ansiedad por confirmar estereotipos negativos sobre su inteligencia o competencia. Esta ansiedad puede obstaculizar su rendimiento académico y limitar su búsqueda de oportunidades desafiantes, perpetuando un ciclo de dudas y bajo rendimiento.

    Además, las mujeres negras a menudo enfrentan prácticas discriminatorias en la educación superior que impiden su progreso. Estos pueden variar desde calificaciones sesgadas hasta acceso desigual a recursos u oportunidades de tutoría. Tal discriminación crea barreras que dificultan que las mujeres negras alcancen su máximo potencial y contribuyan con sus perspectivas únicas en diversos campos.

    Las consecuencias de esta hostilidad se extienden más allá del entorno educativo inmediato. Las mujeres negras que experimentan hostilidad en la educación superior tienen más probabilidades de experimentar angustia psicológica, menor autoestima y menores aspiraciones profesionales. Estos efectos acumulativos pueden obstaculizar su bienestar general, sus perspectivas profesionales y su capacidad para contribuir positivamente a sus comunidades.

    La investigación del Dr. Middlemass sirve como una llamada de atención para las instituciones de educación superior y la sociedad en general. Subraya la urgente necesidad de reconocer, comprender y combatir activamente la hostilidad que enfrentan las mujeres negras. Esto requiere esfuerzos continuos para crear conciencia, desafiar los prejuicios y crear entornos inclusivos que apoyen el éxito de las mujeres negras.

    Al amplificar las voces de las mujeres negras y realizar investigaciones rigurosas sobre sus experiencias, la Dra. Middlemass contribuye al movimiento más amplio por la justicia social y la equidad en la educación superior. Su trabajo empodera a las mujeres negras para defenderse y exigir el respeto y las oportunidades que merecen, fomentando una experiencia educativa más inclusiva y enriquecedora para todos.

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