Cambio climático: Los cambios en los patrones de circulación atmosférica, como el debilitamiento del monzón invernal y los cambios en los patrones de precipitación, han afectado la generación y el transporte de polvo.
Cambios de uso del suelo: El aumento de la cubierta vegetal debido a la forestación y la recuperación de tierras, particularmente en el norte de China y Mongolia, ha reducido la disponibilidad de material fuente de polvo.
Medidas de control de la desertificación: Los gobiernos de las regiones afectadas han implementado varias medidas para combatir la desertificación, como plantar vegetación y construir barreras de arena, que ayudan a estabilizar el suelo y reducir las emisiones de polvo.
Cambios en las prácticas agrícolas: Las técnicas agrícolas modernas, incluida la labranza de conservación y el riego por goteo, han reducido la cantidad de suelo expuesto, lo que ha dado lugar a menores emisiones de polvo.
Control de la contaminación del aire: Las regulaciones más estrictas sobre la contaminación del aire y la adopción de fuentes de energía más limpias han reducido la cantidad de emisiones antropogénicas, incluidas las partículas de polvo, en la atmósfera.
Desarrollo económico: La industrialización y la urbanización han mejorado los niveles de vida y han aumentado la riqueza en el este de Asia, lo que ha resultado en un alejamiento de las prácticas agrícolas tradicionales que contribuyen a la generación de polvo.