Los incendios forestales son un fenómeno natural y los bosques han evolucionado para enfrentarlos. Destructivo como pueden parecer los incendios forestales, los bosques a menudo vuelven a crecer a su paso. En algunos casos, sin embargo, los incendios forestales se vuelven tan intensos que causan daños severos al suelo que pueden tardar años o incluso décadas en repararse.
Proceso de rebrote
Las especies pioneras son las primeras en mudarse y recolonize el paisaje extraterrestre de un bosque después de un incendio. A menudo, estas plantas resistentes tienen adaptaciones especiales que las hacen aptas para competir en el entorno posterior al incendio. La manta de flores, por ejemplo, tiene semillas que pueden germinar y echar raíces después de un incendio y permanecer viables en el suelo durante dos años. A medida que las especies pioneras crecen, crean las condiciones necesarias para que la especie del bosque original regrese. En algunos bosques canadienses después de los incendios, por ejemplo, los álamos temblones se encuentran entre los primeros árboles en regresar, y los abetos negros del bosque original pueden echar raíces a su sombra. Finalmente, estas especies originales desplazan a los pioneros y toman su lugar. A medida que las especies originales se vuelven dominantes, crean un bosque similar al que existía antes del incendio. Las agujas y residuos acumulados proporcionan el combustible necesario para otro incendio y el ciclo se repite nuevamente.
Incendios severos
En algunos casos, los incendios forestales arden tan calientes y se vuelven tan intensos que causan daños graves a el suelo, alterándolo de formas que podrían evitar la recuperación durante años o incluso décadas. La basura acumulada es un factor de riesgo importante para estos incendios severos. Si la capa de basura y escombros en el piso del bosque antes del incendio es muy espesa, el fuego puede moverse lentamente y alcanzar temperaturas muy altas. Esa es una razón por la cual los incendios pequeños periódicos son importantes para la salud de muchos ecosistemas forestales: evitan la acumulación de basura y desechos que podrían llevar a un megaincendio mucho más destructivo más adelante.
Suelo hidrofóbico
Los incendios a altas temperaturas pueden hacer que los suelos se vuelvan hidrófobos o hidrofóbicos al vaporizar compuestos hidrófobos que se recondensan en las partículas del suelo, cubriéndolos con una capa que repele el agua. Una vez que el suelo es hidrofóbico, absorbe mucha menos agua, lo que hace que sea más difícil para las plantas echar raíces y dejar el paisaje posterior al incendio extremadamente vulnerable a la erosión. La erosión arrastra la valiosa capa superior del suelo y estrangula los arroyos y las vías fluviales, dificultando la colonización de la tierra por parte de las especies pioneras. La ceniza del fuego empeora el problema, obstruyendo los poros del suelo para que el agua no penetre. El suelo después de un incendio severo puede permanecer hidrofóbico durante meses o incluso años después del incendio, aunque las partículas suelen perder su recubrimiento hidrófobo dentro de los seis años o menos.
Esterilización del suelo
La esterilización del suelo ocurre cuando fuego caliente y lento destruye hongos del suelo y microbios. Las bacterias y los hongos en el suelo desempeñan un papel fundamental en la provisión de nutrientes para las plantas que viven allí. La esterilización del suelo puede retrasar la recuperación del bosque durante muchos años después del incendio. En ocasiones, la actividad de los microbios en el suelo tarda hasta 12 años en alcanzar los niveles previos al fuego. Los incendios forestales intensos también reducen la cantidad de nitrógeno disponible en el suelo, lo que dificulta la recolonización de las plantas y los microbios. Cuanto más alta es la temperatura del fuego, más severo se vuelve este efecto.
Invasión
Las especies invasivas resistentes pueden colonizar el paisaje posterior al incendio y luego evitar el regreso de las especies nativas originales. Escoba escocesa, por ejemplo, es una especie invasora que ha colonizado áreas de Sierra Nevadas después de incendios forestales de manera tan efectiva que las especies originales no pudieron regresar. En casos como este, el ecosistema original nunca podrá ser restaurado, porque un nuevo ecosistema centrado en especies invasoras no nativas ha tomado su lugar.