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Ana Camarasa, catedrático de geografía física de la Universidad de Valencia, ha comparado las precipitaciones registradas en la Confederación Hidrográfica del Júcar entre 1989 y 2018. Analizando más de 800 precipitaciones y más de 140 inundaciones en cuatro ramblas valencianas (incluidos los barrancos de Poyo y Carraixet, en el sur y norte de València) el experto concluye que en la parte final del periodo estudiado ha habido más situaciones de riesgo, y también las avenidas se han intensificado debido a la acción humana al reducir la infiltración y aumentar el desborde superficial y la erosión.
El análisis de datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (que gestiona todos los ríos valencianos excepto la cuenca del Segura, en el sur, y la cuenca de Bergantes, en el norte), elaborado por Camarasa, confirma que la aparición de inundaciones es cada vez más frecuente derivada de periodos de lluvias intensas en periodos de tiempo más cortos. Las lluvias muestran picos de mayor intensidad al inicio de las tormentas, lo que aumenta el riesgo de inundaciones y disminuye la capacidad de absorción de las cuencas, ya que ocurren en períodos de tiempo más cortos. Todo esto está relacionado con el contexto de cambio climático en el que nos encontramos actualmente.
Además, en este contexto meteorológico, la cantidad de agua de lluvia que pueden absorber los acuíferos disminuye (más intensidad en menos tiempo), haciendo que esta agua se agregue al flujo de la inundación. Además del Poyo y el Carraixet, que históricamente han causado inundaciones a gran escala, los ríos de Vernissa y el curso de agua de Gallinera (sur de la provincia de Valencia y norte de Alicante, respectivamente) también se han analizado.
Además de más precipitaciones en menos tiempo, Los factores antrópicos añadidos han aumentado el riesgo de inundaciones en los últimos años. Específicamente, la urbanización de cauces de barrancos o zonas de absorción de caudales (provocando una menor infiltración al subsuelo y la expulsión de agua en mayores volúmenes y menos tiempo) lo que provoca un aumento del caudal superficial. Este factor, según Camarasa en el artículo publicado en la revista Cuadernos de Investigación Geográfica, "Produce un aumento de estos efímeros arroyos y un aumento de la aridificación de los sistemas fluviales". La aridificación (el arrastre de tierras fértiles y la desaparición de estas y de la vegetación) provoca una menor retención de los caudales en las inundaciones posteriores.
El objetivo de esta investigación es el estudio exhaustivo de los aspectos clave de la hidrogeomorfología mediterránea en general y de la valenciana en particular, cuestiones clave de la conversión del caudal de lluvia y la generación de inundaciones en los cursos de agua, así como su evolución en el actual contexto de cambio ambiental. Esto se hace con la intención de anticipar la aparición de estas esporádicas inundaciones que ocurren en los bulevares, sistemas en la mayoría de los casos sin sistemas de retención como presas y embalses. La legislación de la Unión Europea reconoce actualmente la especificidad de estos sistemas, así como el riesgo que conllevan.
Metodología
El trabajo ha utilizado investigaciones previas, así como datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), un conjunto de estaciones distribuidas en las cuencas hidrográficas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que miden el caudal y la lluvia en intervalos variables (cada cinco minutos, por periodos horarios, por días o meses). Algunos de los eventos de lluvia analizados son en octubre de 2000 (con más de 500 litros por metro cuadrado en las provincias de Valencia o Castellón), Diciembre de 2004 u octubre de 2018, entre otros.
En su estudio, Camarasa ha utilizado y comparado elementos como la precipitación (milímetros de lluvia por hora); el volumen de agua acumulado en la cuenca (en hectómetros cúbicos, un hectómetro equivale a mil millones de litros de agua); o los caudales, medido en metros cúbicos por segundo (un metro cúbico equivale a mil litros por segundo que pasan por un punto) o litros por segundo y kilómetro cuadrado. En cuanto a la precipitación, se ha enfocado durante los aproximadamente 30 años de eventos, sobre lo acumulado, la intensidad máxima, la intensidad media, así como la persistencia de lluvias en cada tormenta.