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    La meseta oceánica de Kerguelen arroja luz sobre la formación de los continentes

    Vista de la península de Rallier du Baty en las proximidades del Mont du Commandant, Islas Kerguelen. Una roca de color pálido sienita, se inyectó en los basaltos (que son más oscuros), elevándolos. Los King Pengins dan una idea de la escala. Crédito:Michel de Saint Blanquat

    ¿Cómo se formaron los continentes? Aunque hasta cierto punto esto sigue siendo una cuestión abierta, la meseta oceánica de las islas Kerguelen bien puede proporcionar parte de la respuesta, según un equipo franco-australiano dirigido por el laboratorio Géosciences Environnement Toulouse (CNRS / Université Toulouse III-Paul Sabatier / IRD / CNES).

    Desde un punto de vista geológico, es la capa más externa de la Tierra que distingue a los continentes de los océanos:corteza oceánica, que es relativamente delgado, se compone principalmente de basaltos, resultante de la fusión del manto subyacente de la Tierra, mientras que la corteza continental, que es más espesa y de composición granítica, se deriva de magmas que evolucionaron en profundidad antes de solidificarse. Tales magmas se forman especialmente en las zonas de subducción, donde una placa tectónica se sumerge debajo de otra.

    Sin embargo, un estudio publicado el 16 de junio, 2020 en la revista Terra Nova proporciona evidencia en apoyo de un segundo modelo:la formación de continentes embrionarios dentro de mesetas oceánicas como la meseta de Kerguelen. Formado por extensos flujos de basalto, la corteza de tales mesetas es anormalmente gruesa en comparación con la corteza oceánica normal. Los investigadores se centraron en una roca de la familia del granito (sienita) emplazada en las lavas de la meseta. Mediante el estudio de la geometría y la estructura interna de la intrusión de sienita y la realización de una extensa datación de las rocas, pudieron reconstruir su historia y demostrar que guarda fuertes similitudes con las de un gran número de intrusiones ubicadas en la corteza continental.

    Tales similitudes incluyen la inyección discontinua a lo largo del tiempo de múltiples láminas de magma (que levantaron progresivamente las rocas circundantes), la duración de su construcción (alrededor de 3,7 millones de años), y los flujos de magma. ¿Podría esta intrusión sienita ser un "continente embrionario"? Para refinar aún más esta hipótesis, el mismo equipo está estudiando actualmente la composición química de las sienitas para comprender el origen y evolución de los magmas.


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