Los seres humanos afectan a los ecosistemas tanto directa como indirectamente, y estos efectos pueden variar de mínimos a catastróficos. A través de la combustión de combustibles fósiles, los humanos han alterado la composición del aire respirable, han cambiado la calidad del suelo y del agua y han alterado los tipos y distribuciones de plantas y animales en todo el mundo. Estos efectos pueden actuar singularmente, aunque actúan más frecuentemente en concierto dentro de los ecosistemas.
Contaminación
Desde la Revolución Industrial, la dependencia de la humanidad en la combustión de combustibles fósiles ha llevado a cambios en las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, la frecuencia e intensidad del ozono atmosférico y el smog, y la producción de otros gases de efecto invernadero potentes como el óxido nitroso y el metano. Además, los aumentos en la producción agrícola y el uso de fertilizantes a base de nitrógeno han agotado los nutrientes esenciales del suelo, aumentado el transporte de nitrógeno y fósforo a arroyos y ríos y han llevado a la degradación de la calidad del agua.
Biodiversidad
A medida que la población humana aumentó, la cantidad de tierra necesaria para alojar y alimentar a todos también aumentó. Para acomodar a la creciente población, el hábitat crítico para otras plantas y animales ha disminuido, lo que lleva a poblaciones reducidas de varias aves, peces, mamíferos y plantas. Antes de la invasión humana, algunas especies clave, como el lobo gris, eran fundamentales para mantener las poblaciones de las poblaciones de ciervos, una de sus principales fuentes de alimentos. Las poblaciones de ciervos han aumentado en todo el país debido a la falta de depredación por lobos grises, convirtiéndose en plagas en muchas comunidades.
Efectos interactivos
Como en todos los ecosistemas, muchos, si no todos, los componentes están conectados de una forma u otra. Por lo tanto, las alteraciones en un componente, como la calidad del suelo, pueden afectar a otros componentes, como la calidad del agua y la biodiversidad. Por ejemplo, la aplicación excesiva de fertilizantes en el medio oeste agrícola de Estados Unidos ha provocado la degradación de la calidad del agua en la cuenca del río Mississippi, incluida la zona hipóxica o degradada por oxígeno del Golfo de México, que influye en las pesquerías locales y regionales.
Soluciones
Si bien no todos los impactos sobre los ecosistemas son reversibles, existen varias formas de minimizar y revertir los efectos adversos inducidos por el ser humano. Las tecnologías verdes que reducen la dependencia de los combustibles fósiles, disminuyen el desperdicio y tienen bajas huellas de carbono pueden hacer diferencias mensurables en la calidad de múltiples ecosistemas. Por ejemplo, la utilización de transporte público y compartición de automóviles puede reducir las emisiones de gases gaseosos, las fuentes de energía alternativas producen menos contaminantes atmosféricos y la reducción de la dependencia de la agricultura a gran escala puede ayudar a reducir la contaminación del suelo y el agua al minimizar el uso excesivo de fertilizantes sintéticos.