Este principio, a menudo resumido como "el presente es la clave del pasado", afirma que los procesos geológicos que observamos que suceden hoy, como la erosión, la deposición y las erupciones volcánicas, han estado operando de la misma manera a lo largo de la historia de la Tierra.
Esto significa que podemos usar nuestra comprensión de los procesos modernos para interpretar el registro geológico y comprender cómo la tierra ha cambiado con el tiempo.