1. Tipo de suelo:
* rock: Generalmente el material de base más estable. El roca madre sólida proporciona la mejor resistencia a las fuerzas sísmicas.
* grava y arena densa, compactada: Puede ser bueno si correctamente compactado y drenado. Sin embargo, la licuefacción es un riesgo en suelos granulares sueltos y saturados.
* arcilla: Puede ser problemático debido a su tendencia a expandirse y encogerse con cambios de humedad. Esto puede causar un asentamiento desigual y daños a las estructuras.
* loess (limo arrastrado por el viento): Susceptible a la licuefacción, por lo que es un material de base arriesgado.
2. Propiedades del suelo:
* Fuerza de corte: La capacidad del suelo para resistir la deformación bajo estrés. La mayor resistencia al corte es preferible en las zonas de terremoto.
* Compresibilidad: La tendencia del suelo a compactar bajo carga. Los suelos menos compresibles son mejores para los cimientos.
* potencial de licuefacción: El riesgo de que el suelo se convierta en una sustancia similar a un fluido durante un terremoto, lo que potencialmente conduce a una falla catastrófica.
3. Condiciones específicas del sitio:
* Sabla freática: Una capa freática alta aumenta el riesgo de licuefacción.
* pendiente: Las pendientes empinadas pueden amplificar las fuerzas sísmicas.
* Historia sísmica: La historia de los terremotos en el área ayuda a evaluar el potencial de futuros eventos.
En lugar de centrarse en un "mejor" suelo, esto es lo importante para las estructuras resistentes a los terremotos:
* Investigación geotécnica adecuada: Los ingenieros profesionales deben analizar las condiciones del suelo en el sitio específico antes de diseñar la base.
* Diseño de base apropiado: Esto debería explicar las propiedades del suelo y las fuerzas sísmicas anticipadas en el área.
* Construcción reforzada: Usando acero y concreto para reforzar la estructura y hacerlo más resistente al sacudido.
* Códigos de construcción: Adherirse a los códigos de construcción locales diseñados para minimizar el daño por terremotos.
En conclusión: Ningún suelo es inherentemente "seguro" en las zonas de terremotos. Es una combinación de análisis exhaustivo del sitio, diseño de base apropiado y prácticas de construcción robustas que crean estructuras resistentes a los terremotos.