El agua es el agente erosivo que representa la mayor parte de la erosión en la superficie terrestre. Puede causar erosión a través de diversos procesos como lluvias, escorrentías e inundaciones. El agua también puede causar erosión al disolver minerales y arrastrarlos, un proceso conocido como meteorización química. Además, el agua puede transportar sedimentos de un lugar a otro, lo que puede provocar la formación de nuevos accidentes geográficos y la remodelación de los existentes.