El principal mineral que determina la viscosidad del magma es la sílice (SiO2). La viscosidad del magma aumenta a medida que aumenta el contenido de sílice. Los magmas ricos en sílice, a menudo asociados con rocas ígneas félsicas como el granito, son más viscosos y fluyen más lentamente. Por el contrario, los magmas pobres en sílice, comunes en rocas ígneas máficas como el basalto, son menos viscosos y fluyen más fácilmente.