En el caso de las rocas, el oxígeno del aire reacciona con determinados minerales, especialmente los que contienen hierro, cobre o azufre. Estos minerales sufren una serie de reacciones químicas que dan como resultado la formación de nuevos compuestos, como óxidos, hidróxidos y carbonatos. Estos nuevos compuestos suelen ser más estables y resistentes a la intemperie que los minerales originales, lo que conduce a la alteración y descomposición gradual de la roca.
La oxidación de las rocas es un proceso importante en la meteorización y erosión de la superficie terrestre. Con el tiempo, la exposición continua al oxígeno y otros elementos de la atmósfera puede hacer que incluso las rocas sólidas se rompan y se conviertan en suelo y sedimentos. Este proceso juega un papel crucial en la formación de paisajes, la liberación de nutrientes al medio ambiente y la configuración de las características geológicas de la Tierra.