Intrigado por este fenómeno, Dutton comenzó a profundizar en la historia geológica de la zona. Estudió las formaciones rocosas, analizó sus estructuras y consultó con otros geólogos. Gradualmente, una teoría sorprendente comenzó a tomar forma en su mente, una teoría que desafiaría la sabiduría convencional y cambiaría para siempre nuestra comprensión del pasado dinámico de la Tierra.
Dutton propuso que el inmenso peso de las mesetas circundantes había ejercido una tremenda presión sobre las rocas de debajo, provocando que se doblaran, doblaran y elevaran. Esta fuerza colosal, actuando durante millones de años, había esculpido los impresionantes paisajes de los cañones, como el Gran Cañón y el Cañón Zion.
Inicialmente recibida con escepticismo por parte de la comunidad científica, la teoría de Dutton fue revolucionaria para su época. Introdujo un nuevo concepto en geología, conocido como isostasia, que sugiere que la corteza terrestre está en un estado de equilibrio, con regiones de gran elevación ejerciendo presión hacia abajo sobre el material subyacente y provocando que se abulte hacia arriba.
La innovadora teoría de Dutton no sólo revolucionó nuestra comprensión de cómo se forman las montañas y los cañones, sino que también sentó las bases de la tectónica de placas moderna. Su concepto de isostasia se considera ahora una piedra angular de la ciencia geofísica y ha sido fundamental para descubrir los secretos del interior dinámico de la Tierra.
Clarence Edward Dutton, pionero de la ciencia geológica, llevaba sobre sus hombros el peso de un descubrimiento monumental. Su pensamiento innovador, sus agudas observaciones y su inquebrantable dedicación no sólo remodelaron nuestra comprensión de los procesos geológicos de la Tierra, sino que también allanaron el camino para que futuras generaciones de geólogos exploren las profundidades y misterios de nuestro planeta.