El estudio, realizado por investigadores de la Universidad James Cook en Australia, se centró en dos especies de coral comunes que se encuentran en la Gran Barrera de Coral:Acropora millepora y Pocillopora damicornis. Se sabe que estas especies forman densas colonias, creando complejos hábitats submarinos.
Para investigar la relación entre la densidad de colonias y la susceptibilidad a enfermedades, los investigadores establecieron parcelas experimentales a lo largo del arrecife, manipulando la densidad de las colonias de coral dentro de estas parcelas. Luego monitorearon los corales durante un período de varios meses, rastreando la incidencia de brotes de enfermedades y midiendo las tasas de mortalidad de los corales.
Los resultados mostraron una tendencia clara:los corales en colonias de alta densidad experimentaron tasas significativamente más altas de transmisión de enfermedades y mortalidad posterior en comparación con los corales en colonias de baja densidad o individuos aislados. Esta vulnerabilidad se atribuyó a varios factores asociados con colonias densas.
En primer lugar, el hacinamiento facilita el contacto directo entre corales vecinos, lo que permite la rápida propagación de enfermedades contagiosas. Cuando un coral se infecta, la proximidad de otros permite que la enfermedad salte fácilmente de un individuo a otro, provocando un efecto dominó dentro de la colonia.
En segundo lugar, las colonias densas crean un microambiente que favorece la persistencia de la enfermedad. La acumulación de materia orgánica, productos de desecho y tejido de coral muerto dentro de colonias densamente pobladas proporciona un caldo de cultivo ideal para patógenos, lo que promueve aún más brotes de enfermedades.
En tercer lugar, la competencia por recursos, como nutrientes y luz solar, puede ser más intensa en colonias densas. Este estrés debilita a los corales individuales, haciéndolos más susceptibles a la infección por enfermedades y menos resistentes a sus impactos.
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones para la conservación y gestión de los arrecifes de coral. Tradicionalmente, los esfuerzos para proteger los arrecifes de coral se han centrado en preservar colonias de coral grandes y densas, ya que se consideran hábitats importantes para la diversa vida marina. Sin embargo, los resultados de este estudio sugieren que promover colonias de coral más pequeñas y menos densas o aumentar el espacio entre las colonias existentes puede ser más eficaz para reducir la transmisión de enfermedades y mejorar la resiliencia general de los ecosistemas de arrecifes de coral.
En general, el estudio cuestiona la noción de que la seguridad de los corales radica en la cantidad, destacando el intrincado equilibrio entre los factores dependientes de la densidad y la dinámica de las enfermedades en estos ecosistemas marinos de importancia crítica.