Un factor clave en la intensidad del terremoto fue su profundidad relativamente baja. Ocurrió a una profundidad de aproximadamente 10 kilómetros, lo que se considera poco profundo en términos de profundidad de terremoto. Los terremotos que ocurren más cerca de la superficie de la Tierra tienden a generar sacudidas más fuertes y causar más daños en comparación con los terremotos más profundos.
La poca profundidad del terremoto de Sumatra también significó que la energía liberada se concentrara en un área más pequeña, lo que provocó movimientos del suelo más intensos. Esto contribuyó a los daños generalizados observados en la región, incluidos edificios derrumbados y licuefacción, donde el suelo se convierte temporalmente en un estado similar a arenas movedizas.
Otro aspecto que contribuyó a la gravedad del terremoto fue el mecanismo de origen. Los científicos que estudiaron el terremoto determinaron que fue causado principalmente por fallas de cabalgamiento, donde dos placas tectónicas chocan y una queda presionada debajo de la otra. Este tipo de falla puede producir una liberación de energía significativa, especialmente cuando ocurre en una región con tensión acumulada.
Es importante señalar que el terremoto de Sumatra ocurrió en una región tectónicamente activa conocida como Sunda Megathrust. Esta área es donde la Placa Australiana se subduce debajo de la Placa Euroasiática, haciéndola propensa a terremotos y tsunamis. La presencia de esta mega falla probablemente contribuyó a la gravedad del terremoto al facilitar la acumulación y liberación de energía sísmica.
En general, la poca profundidad, el mecanismo de fallas de empuje y el entorno tectónico regional desempeñaron un papel en la gravedad del terremoto de Sumatra. Estos factores se combinaron para producir intensos temblores del suelo que provocaron grandes daños y pérdida de vidas.