Según la Asociación de Funcionarios de Seguridad de Represas Estatales (ASDSO), hay aproximadamente 90.000 represas en los Estados Unidos, y más de la mitad de ellas están clasificadas como "de alto riesgo", lo que significa que su falla podría causar pérdidas significativas de vidas y propiedades. Muchas de estas represas están envejeciendo y fueron construidas hace décadas sin considerar los estándares de seguridad modernos. Como resultado, son vulnerables a diversos problemas estructurales y operativos, entre ellos:
1. Falta de Mantenimiento e Inspecciones: Muchas presas no han recibido inspecciones periódicas ni un mantenimiento adecuado, lo que ha provocado deterioro y posibles riesgos para la seguridad.
2. Riesgos sísmicos y climáticos: Las represas construidas en zonas propensas a terremotos o en regiones que experimentan un aumento de precipitaciones e inundaciones debido al cambio climático enfrentan riesgos adicionales de falla.
3. Rebasamiento: Las fuertes lluvias y las inundaciones pueden hacer que los niveles de agua aumenten más allá de la capacidad de una presa, provocando su desbordamiento y una posible falla.
4. Deficiencias estructurales: Algunas represas pueden tener fallas o defectos de diseño inherentes que las hacen más susceptibles a fallar.
5. Capacidad inadecuada del aliviadero: Es posible que las presas no tengan suficiente capacidad de aliviadero para liberar de manera segura el exceso de agua durante las fuertes lluvias, lo que aumenta la presión sobre la estructura de la presa.
El Inventario Nacional de Represas, mantenido por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU., identifica más de 15.000 represas que se consideran de "alto riesgo" o "riesgo significativo". Estas presas requieren atención y rehabilitación urgentes para garantizar la seguridad pública.
Si bien la crisis de la presa de Oroville puso de relieve la necesidad de mejorar las medidas de seguridad de las presas, aún quedan desafíos importantes para abordar la crisis más grande de las presas en los Estados Unidos. La financiación para el mantenimiento, las inspecciones y las mejoras de las represas suele ser insuficiente. Además, existen complejidades relacionadas con la propiedad y las responsabilidades de las represas, con varias agencias y entidades involucradas, incluidos gobiernos federales, estatales y locales, propietarios privados y empresas de servicios públicos.
Para abordar eficazmente la crisis de seguridad de las represas, se necesitan esfuerzos coordinados en varios niveles de gobierno y con los propietarios de las represas. Dar prioridad a la seguridad de las represas, aumentar la financiación, implementar inspecciones y mantenimiento periódicos y mejorar los planes de preparación para emergencias son pasos cruciales para mitigar los riesgos asociados con el envejecimiento y las represas potencialmente peligrosas. Al tomar medidas proactivas, podemos ayudar a prevenir futuros desastres y proteger a las comunidades río abajo de los impactos devastadores de las fallas de las represas.