A medida que la crisis climática continúa remodelando los ambientes oceánicos, los científicos creen que los cambios de temperatura, la acidificación de los océanos y las alteraciones del hábitat podrían ser factores que contribuyen a la desaparición de Migaloo. Estos cambios tienen implicaciones no sólo para esta ballena icónica sino también para el ecosistema más amplio, afectando potencialmente la supervivencia y migración de otras especies marinas.
La falta de avistamientos ha encendido las alarmas y ha llevado a los conservacionistas e investigadores marinos a realizar búsquedas específicas y monitorear los patrones de migración de las ballenas. Enfatizan la necesidad de una acción concertada para mitigar el cambio climático y proteger el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos para garantizar la supervivencia de especies únicas y vulnerables como Migaloo.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos en curso, no se puede descartar por completo la posibilidad de que Migaloo ya no esté vivo. Las circunstancias que rodearon su desaparición sirven como recordatorio de la urgencia de abordar los impactos del cambio climático en la biodiversidad de los océanos y proteger los hábitats de especies marinas icónicas.