El robot se desplegó en los glaciares y sus sensores registraron continuamente datos sobre el espesor del hielo, la temperatura, el movimiento y otros parámetros relevantes. Las cámaras capturaron imágenes y vídeos de alta resolución, proporcionando un registro visual completo de las características de la superficie del glaciar.
Al analizar los datos recopilados, los ingenieros pudieron determinar el ritmo al que se estaban derritiendo los glaciares. Descubrieron que las tasas de derretimiento variaban según las diferentes regiones y glaciares, pero en general, los glaciares del Ártico estaban experimentando un rápido descenso.
Los hallazgos de esta expedición arrojan luz sobre la urgente necesidad de acción climática y esfuerzos de conservación para preservar estos componentes críticos del ecosistema ártico.