Utilizando técnicas como la datación por radiocarbono y el análisis de isótopos estables, los investigadores pueden determinar la edad y el origen de los restos esqueléticos encontrados en naufragios. Esta información puede ayudar a identificar a las víctimas de desastres marítimos y resolver casos sin resolver.
En 2019, por ejemplo, los investigadores identificaron los restos de una joven encontrada en un naufragio frente a la costa de Australia Occidental como los de una convicta británica desaparecida llamada Mary Ann. Mary Ann había sido transportada a Australia en 1831, pero desapareció sin dejar rastro poco después de llegar. La identificación de sus restos finalmente cerró la relación con su familia y también arrojó luz sobre las duras condiciones que enfrentaron los convictos durante los primeros años del asentamiento europeo en Australia.
En otro caso, los investigadores pudieron utilizar restos óseos encontrados en un naufragio frente a la costa de Nueva Gales del Sur para identificar a un grupo de presos que habían escapado de la famosa colonia penal de la isla Norfolk en la década de 1840. Los presos se encontraban en un pequeño barco que volcó durante una tormenta y todos se ahogaron. La identificación de sus restos ayudó a llenar los vacíos en el registro histórico de la colonia penal de la isla Norfolk y también permitió vislumbrar las vidas de estos hombres desesperados que intentaban escapar de sus circunstancias opresivas.
Los huesos encontrados en los naufragios históricos de Australia no son sólo un recordatorio del pasado, sino que también son una herramienta valiosa para resolver crímenes y arrojar luz sobre las vidas de las personas que vivieron y murieron hace siglos.