La investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, proporciona evidencia de que la formación de continentes no fue un proceso gradual, como se pensaba anteriormente, sino que ocurrió en breves e intensas ráfagas de actividad.
"Hemos descubierto que la formación de los continentes no fue un proceso continuo, sino que ocurrió en una serie de pulsos, cada uno de los cuales duró unos 100 millones de años", dijo el coautor del estudio, el Dr. Benjamin Wade, de la Universidad de Adelaida. Facultad de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente.
"Estos pulsos estuvieron separados por períodos de relativa quietud, cuando se produjo poco o ningún crecimiento continental".
Los investigadores analizaron datos de una variedad de fuentes, incluidos registros geológicos, estudios geoquímicos y modelos informáticos, para llegar a sus conclusiones.
Descubrieron que los pulsos de crecimiento continental estaban asociados con períodos de intensa actividad volcánica, que provocaban que grandes cantidades de roca fundida subieran a la superficie de la Tierra y formaran una nueva corteza.
"Estos períodos de intensa actividad volcánica probablemente fueron causados por cambios en el manto de la Tierra, la capa de roca debajo de la corteza", dijo el Dr. Wade.
"Estos cambios pueden haber sido causados por el movimiento de las placas tectónicas o por cambios en la rotación de la Tierra".
Los investigadores dicen que sus hallazgos tienen implicaciones para comprender la evolución del clima de la Tierra y el desarrollo de la vida en la Tierra.
"La formación de los continentes ha tenido un profundo impacto en el clima de la Tierra y en la evolución de la vida", afirmó el Dr. Wade.
"Los impulsos del crecimiento continental pueden haber provocado cambios en la atmósfera y los océanos de la Tierra, que a su vez podrían haber afectado el desarrollo de la vida".
El equipo de investigación ahora planea realizar más estudios para investigar los mecanismos detrás de los pulsos de crecimiento continental y explorar las implicaciones de sus hallazgos para la evolución de la Tierra y el desarrollo de la vida.