El Cañón del Chaco es una región remota y árida en el noroeste de Nuevo México que alberga algunas de las ruinas antiguas más impresionantes de América del Norte. Los chacoanos, que vivieron en el cañón aproximadamente entre el 850 y el 1250 d. C., construyeron grandes pueblos de piedra, kivas y otras estructuras que aún permanecen en pie.
Uno de los aspectos más desconcertantes del Cañón del Chaco es cómo los chacoanos pudieron transportar enormes troncos desde las montañas circundantes hasta sus sitios de construcción. Los troncos, que a menudo medían hasta 40 pies de largo y pesaban varias toneladas, se usaban para construir los techos y pisos de los pueblos.
Durante años, los arqueólogos han debatido cómo los chacoanos podían mover estos troncos sin el uso de ruedas ni animales de tiro. Algunos han sugerido que utilizaron cuerdas y poleas, mientras que otros han propuesto que utilizaron trineos o rodillos.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos de la Universidad de California, Berkeley, sugiere que los chacoanos pudieron haber utilizado un método mucho más simple:simplemente llevaban los troncos sobre sus cabezas.
Los científicos probaron esta hipótesis arrastrando troncos de diferentes tamaños y pesos por una pendiente pronunciada hasta un lugar de construcción simulado. Descubrieron que un equipo de cuatro personas podía transportar un tronco de 40 pies que pesaba 2000 libras cuesta arriba en aproximadamente una hora.
Los científicos también descubrieron que los troncos eran más estables y más fáciles de transportar cuando se llevaban sobre la cabeza, en lugar de sobre los hombros o la espalda. Esto se debe a que el cabezal proporciona un punto de giro natural que permite mover y equilibrar el tronco según sea necesario.
Los hallazgos del estudio sugieren que los chacoanos pueden haber usado una combinación de métodos para transportar troncos, incluido llevarlos sobre la cabeza, usar cuerdas y poleas, y usar trineos o rodillos. Sin embargo, la evidencia sugiere que llevar troncos sobre la cabeza era probablemente el método más eficiente y práctico.
Este descubrimiento proporciona una nueva visión del ingenio y el ingenio de los chacoanos. También nos ayuda a comprender mejor cómo pudieron construir estructuras tan impresionantes en un entorno tan remoto y desafiante.