Estas lombrices de tierra, que pueden crecer hasta 2 pies de largo, fueron introducidas en la isla en el siglo XIX. Rápidamente prosperaron en el clima húmedo de la isla y su actividad excavadora ha provocado cambios significativos en el suelo.
Las lombrices han ayudado a mejorar el drenaje del suelo, lo que lo ha hecho más fértil y más fácil para el crecimiento de las plantas. Esto ha llevado a la expansión de la vegetación en la isla, lo que a su vez ha creado un entorno más hospitalario para otros animales.
Además, las madrigueras de las lombrices han ayudado a crear una red de canales que permiten que el agua fluya más fácilmente por el suelo. Esto ha reducido el riesgo de inundaciones y ha facilitado que las plantas obtengan el agua que necesitan para sobrevivir.
En general, la introducción de lombrices de tierra gigantes en la Isla de Rum ha tenido un impacto positivo en el ecosistema de la isla. Han ayudado a mejorar la calidad del suelo, crear un entorno más hospitalario para plantas y animales y reducir el riesgo de inundaciones.