Los terremotos pueden hacer que el suelo se mueva de diversas formas, incluidas sacudidas, inclinación y elevación. Las réplicas que siguen a un terremoto también pueden hacer que el suelo se mueva, pero estos movimientos suelen ser más pequeños que el terremoto principal. En algunos casos, sin embargo, las réplicas pueden ser lo suficientemente grandes como para causar daños importantes.
Uno de los desafíos en el estudio de los terremotos es medir el movimiento del suelo que ocurre durante y después de un evento. Los instrumentos sísmicos tradicionales sólo pueden medir el movimiento del suelo en un único lugar, por lo que no pueden capturar la imagen completa de cómo se mueve el suelo. Para superar esta limitación, los científicos han desarrollado nuevas técnicas que utilizan datos GPS subdiarios para medir el movimiento del suelo.
Los datos GPS subdiarios son recopilados por receptores GPS que pueden registrar su posición a una velocidad de una o más veces por segundo. Estos datos se pueden utilizar para medir el movimiento del suelo con mucha mayor precisión que los instrumentos sísmicos tradicionales. Además, se pueden recopilar datos GPS subdiarios desde múltiples ubicaciones, lo que permite a los científicos crear mapas de cómo se mueve el suelo.
En un estudio reciente, los científicos utilizaron datos de GPS subdiarios para estudiar el movimiento del suelo que se produjo después del terremoto de Kaikoura de 2016 en Nueva Zelanda. El terremoto causó daños generalizados y las réplicas continuaron durante meses. Los científicos descubrieron que las réplicas provocaron que el suelo se moviera de diversas formas, incluidas sacudidas, inclinaciones y levantamientos. Los mapas creados a partir de los datos subdiarios del GPS mostraron que el movimiento del suelo fue más intenso cerca del epicentro del terremoto, pero también se sintió en lugares a cientos de kilómetros de distancia.
El estudio realizado por científicos demostró el poder de los datos GPS subdiarios para estudiar terremotos. Esta técnica se puede utilizar para medir el movimiento del suelo con mucha mayor precisión que los instrumentos sísmicos tradicionales y también se puede utilizar para crear mapas de cómo se mueve el suelo. Esta información se puede utilizar para comprender la física de los terremotos y desarrollar sistemas de alerta temprana de terremotos más precisos.
Además de estudiar los terremotos, los datos subdiarios del GPS también se pueden utilizar para estudiar otros tipos de deformación del suelo, como la actividad volcánica, los deslizamientos de tierra y los hundimientos. Esta técnica es una poderosa herramienta para comprender la dinámica de la superficie de la Tierra.