La energía nuclear ofrece una serie de ventajas sobre otros métodos de generación de electricidad. Una planta nuclear operativa puede producir energía sin la contaminación atmosférica nociva de la generación de combustibles fósiles y ofrece más confiabilidad y capacidad que muchas tecnologías renovables. Pero la energía nuclear viene con un par de peligros ambientales que hasta ahora han limitado su uso generalizado, al menos en los Estados Unidos.
Residuos nucleares
Los residuos de las centrales nucleares se dividen en dos categorías . El desecho de alto nivel es el combustible sobrante del reactor una vez finalizada la reacción, y es extremadamente peligroso y puede permanecer así durante cientos o incluso miles de años. Los desechos de bajo nivel incluyen equipo de seguridad y elementos accidentales que han recogido la contaminación radiactiva pero lo suficiente como para seguir siendo peligrosos para la vida humana. Ambos tipos de residuos requieren almacenamiento hasta que el material radiactivo se descompone lo suficiente como para volverse inofensivo, lo que requiere instalaciones de contención seguras que durarán siglos.
Accidentes nucleares
Además de los residuos producidos por reactores en condiciones normales , otro peligro ecológico importante es una liberación accidental de radiación. Una fuente común de fugas de radiación es el sistema de agua que usan las plantas para generar electricidad. Una válvula defectuosa puede liberar agua o vapor radiactivo en el ambiente, potencialmente contaminando el área circundante. En casos más severos, los accidentes con combustible o barras de control pueden dañar los núcleos del reactor, potencialmente liberando materiales radioactivos. El incidente de Three Mile Island en 1979 liberó una pequeña cantidad de gas radioactivo en el área que rodea la planta, pero la exposición general a los ciudadanos fue menor de lo que recibirían de una radiografía de tórax.
Fallas catastróficas
Por supuesto, la principal preocupación sobre los reactores nucleares es la posibilidad de una falla catastrófica. En 1986, los operadores del reactor nuclear de Chernobyl cerca de Pripyat, Ucrania, iniciaron una prueba de seguridad en condiciones peligrosas, y el procedimiento recalentó el reactor y causó una enorme explosión de vapor y fuego, matando a muchos de los primeros respondientes enviados a tratar con el desastre. La catástrofe también liberó una gran cantidad de radiación en la ciudad circundante, y sigue siendo inhabitable más de dos décadas después. En 2011, un tsunami y un terremoto en Japón dañaron la planta nuclear de Fukushima, causando un colapso parcial que requirió la evacuación del área cercana y liberó agua contaminada en el océano cercano.
Design Evolution
Todas estas inquietudes se ven exacerbadas por el hecho de que la mayoría de las centrales nucleares en funcionamiento en la actualidad tienen décadas de antigüedad y algunas funcionan mucho más allá de su vida útil prevista. La razón de esto se debe en gran medida a la oposición pública a la energía nuclear, lo que dificulta a las empresas la construcción de nuevas plantas. Desafortunadamente, esta resistencia es algo contraproducente porque los diseños de reactores modernos cuentan con mejores sistemas de seguridad y producen significativamente menos residuos que los reactores más antiguos. De hecho, los reactores modernos de torio realmente pueden usar combustible gastado de diseños de reactores más antiguos, consumiendo este problemático desecho tóxico para producir energía.