Así es como funciona:
1. Medición: Un medidor rastrea la cantidad total de energía consumida por un cliente durante un período específico.
2. Precios: El proveedor de energía establece un precio por unidad de energía, típicamente medido en kilovatios-hora (kWh).
3. Billing: La factura del cliente se calcula multiplicando el consumo total de energía (en KWH) por el precio por kWh.
Ventajas de carga volumétrica:
* Simplicidad: Es fácil de entender y calcularlo, lo que lo hace transparente para los clientes.
* Justicia: Refleja el uso real de energía, recompensando a quienes consumen menos e incentivando la conservación de la energía.
* Incentivo para la eficiencia: Alienta a los clientes a usar la energía de manera más eficiente para reducir sus facturas.
Desventajas de la carga volumétrica:
* Sin tarifa fija: No tiene en cuenta los costos fijos asociados con la red eléctrica y la infraestructura, lo que puede generar ingresos más bajos para los proveedores de energía.
* Falta de flexibilidad: No ofrece diferentes tarifas para períodos máximos o fuera de pico, lo que puede afectar la gestión de la demanda de energía.
* potencial de injusticia: Puede ser injusto para los hogares de bajos ingresos o aquellos con necesidades específicas que requieren un mayor consumo de energía.
Ejemplos de carga volumétrica:
* facturación de electricidad: La mayoría de las facturas de electricidad residencial y comercial utilizan carga volumétrica.
* facturación de agua: Algunas empresas de servicios de agua también cobran según el volumen de agua consumido.
* facturación de gas: Los proveedores de gas natural generalmente usan carga volumétrica a los clientes de facturas.
Alternativas a la carga volumétrica:
* Precios de tiempo de uso: Los cargos varían según la hora del día, alentando el consumo durante las horas de menor actividad.
* Precios nivelados: Se aplican diferentes tasas a diferentes niveles de consumo, incentivando la conservación dentro de niveles de uso más altos.
* Tarifas fijas: Una tarifa mensual fija cubre un nivel básico de consumo, con cargos adicionales por uso más allá de eso.
En resumen, la carga volumétrica es una forma sencilla y a menudo justa de facturar el consumo de energía, pero tiene limitaciones en términos de flexibilidad y su potencial para incentivar la eficiencia energética. Comprender estas limitaciones es crucial para elegir el modelo de precios más apropiado para diferentes situaciones.