Una de las principales razones por las que la suscripción al transporte no es común es la diversidad de modos de transporte y la forma en que se utilizan. Por ejemplo, en ciudades como Londres, un pase mensual puede cubrir el transporte público, incluidos autobuses, trenes y metro; mientras que, en las zonas rurales, puede ser necesario un medio de transporte diferente, como el coche o la bicicleta. Esto dificulta ofrecer un modelo de suscripción único para todos.
Otro desafío es que el transporte suele estar fuertemente regulado por los gobiernos y las autoridades locales. Esto significa que normalmente existen estructuras y políticas tarifarias que deben considerarse antes de implementar un modelo de suscripción. La introducción de un modelo de este tipo requeriría colaboraciones con múltiples partes interesadas y podría generar complejidades legales y regulatorias que podrían disuadir a las empresas de aventurarse en este modelo de negocio.
Además, el transporte suele implicar diferentes niveles de servicio, como velocidad y comodidad, que pueden resultar difíciles de incluir en una tarifa fija de suscripción. Por ejemplo, suscribirse a un servicio de tren de alta velocidad podría resultar más caro que un autobús o un tren de cercanías, que es más lento. Esto dificultaría que los usuarios elijan un plan de suscripción que satisfaga sus necesidades y preferencias.
Si bien existen desafíos para suscribirse al transporte, podrían surgir varios beneficios potenciales si se abordan estos desafíos. Por ejemplo, un modelo de suscripción podría brindar a los usuarios la comodidad de viajar ilimitadamente sin la molestia de comprar boletos individuales. También podría alentar a más personas a utilizar el transporte público, reduciendo la congestión y la contaminación en las zonas urbanas.
En general, si bien existe interés en explorar modelos de transporte basados en suscripción, los desafíos relacionados con la diversidad de modos de transporte, las regulaciones y la complejidad del servicio hacen que sea una propuesta más compleja en comparación con la suscripción a películas o música.