1. Abundancia: El hierro y el níquel se encuentran entre los elementos más abundantes del universo, y también se encuentran en concentraciones relativamente altas en el manto de la Tierra.
2. Densidad: El hierro y el níquel son metales densos, lo que explica la alta densidad del núcleo de la Tierra. La densidad del núcleo es aproximadamente 10 veces la de la superficie de la Tierra.
3. Punto de fusión: La intensa presión en el núcleo de la Tierra aumenta significativamente el punto de fusión del hierro y el níquel. Si bien normalmente serían sólidos a esas temperaturas, la presión los obliga a permanecer en estado líquido.
4. Formación de la tierra: Durante la formación de la Tierra, los elementos más pesados como el hierro y el níquel se hundieron en el centro debido a la gravedad, mientras que los elementos más ligeros formaron el manto y la corteza.
5. Campo magnético: El campo magnético de la Tierra es generado por el movimiento del hierro fundido en el núcleo externo de la Tierra. La presencia de estos metales es crucial para el campo magnético, lo que nos protege de la radiación solar dañina.
6. Evidencia de meteoritos: Los meteoritos, que son restos del sistema solar temprano, a menudo contienen altas proporciones de hierro y níquel. Esto refuerza la idea de que estos elementos estaban presentes en la Tierra temprana y se acumularon en el núcleo.
Es importante tener en cuenta: Si bien el hierro y el níquel son los elementos dominantes en el núcleo, también están presentes pequeñas cantidades de otros elementos como azufre, silicio y oxígeno. La composición exacta del núcleo de la Tierra aún se está estudiando e investigando.