1. Los elementos presentes en una sustancia: Muestra los símbolos de los elementos que componen la sustancia. Por ejemplo, H₂O indica que el agua contiene hidrógeno (H) y oxígeno (O).
2. El número relativo de átomos de cada elemento: Los subíndices que siguen cada símbolo del elemento indican el número de átomos de ese elemento en una molécula o unidad de fórmula de la sustancia. En H₂O, el subíndice '2' indica que hay dos átomos de hidrógeno para cada átomo de oxígeno.
3. El tipo de unión entre los átomos: La fórmula a veces puede insinuar el tipo de unión presente. Por ejemplo, los compuestos iónicos típicamente están representados por su fórmula empírica (relación número total más simple de átomos), mientras que los compuestos covalentes a menudo usan fórmulas moleculares que muestran el número real de átomos en una molécula.
4. El peso molecular de la sustancia: Al agregar las masas atómicas de todos los átomos en la fórmula, podemos calcular el peso molecular del compuesto.
5. Las propiedades químicas de la sustancia: La fórmula puede usarse para predecir ciertas propiedades de la sustancia, como su reactividad o su punto de fusión.
Sin embargo, una fórmula química no siempre expresa:
* La disposición real de los átomos en el espacio: Por ejemplo, la fórmula C₂H₆ puede representar tanto el etano como el propano, que tienen diferentes estructuras.
* El estado físico de la sustancia: Una fórmula no le dice si una sustancia es un sólido, líquido o gas a una temperatura y presión dada.
* La reacción química que produjo la sustancia: Si bien la fórmula puede insinuar posibles reacciones, no le da los pasos específicos involucrados en su formación.
Por lo tanto, si bien las fórmulas químicas son muy útiles para resumir la composición de las sustancias, no transmiten todos los aspectos de un compuesto químico.