1. Distancia del sol: Esto dicta cuánta radiación solar recibe el planeta. Los planetas más cercanos al sol reciben más energía, lo que lleva a temperaturas superficiales más altas. Es por eso que Mercurio es extremadamente caliente y Neptuno es muy frío.
2. Albedo: Esta es la reflectividad de la superficie de un planeta. Un planeta con un alto albedo (como Venus, con sus nubes gruesas y reflectantes) refleja más luz solar y absorbe menos, lo que resulta en temperaturas más bajas que un planeta con un albedo bajo (como mercurio oscuro y rocoso).
Si bien estas dos propiedades son las más importantes, otros factores también pueden influir en la temperatura de la superficie de un planeta, como:
* Efecto de invernadero: La presencia de gases en la atmósfera que atrapan el calor, como el dióxido de carbono, puede aumentar significativamente las temperaturas.
* calor interno: Los planetas pueden generar su propio calor a través de la descomposición radiactiva en sus núcleos, lo que puede contribuir a sus temperaturas superficiales.
* Rotación: La rotación de un planeta puede influir en la distribución del calor a través de su superficie.
Sin embargo, para la mayoría de los planetas, la distancia del sol y el albedo son los factores dominantes para determinar la temperatura de su superficie.