* Contiene el líquido: El líquido dentro de la bombilla, generalmente mercurio o alcohol, es la clave de cómo funciona el termómetro. Este líquido se expande cuando se calienta y se contrae cuando se enfría.
* Es el elemento de detección: El bulbo está directamente expuesto a la temperatura que se mide. A medida que la bombilla se calienta o se enfría, el líquido interior se expande o contrae en consecuencia.
* Proporciona una superficie grande: La forma de la bombilla maximiza el área de contacto con el objeto o el entorno que se mide, asegurando lecturas de temperatura más rápidas y precisas.
* Crea un sistema cerrado: La bombilla, junto con el resto del termómetro, forma un sistema sellado. Esto mantiene el líquido contenido y permite que los cambios de presión causados por la expansión y la contracción se observen fácilmente a través del tubo estrecho.
Esencialmente, el bulbo es el "cerebro" del termómetro, reaccionando a los cambios de temperatura y transmitiendo esa información a través de la expansión y la contracción del líquido. Sin la bombilla, el termómetro no podría funcionar.