El uso principal de armas nucleares ha sido como elemento disuasorio contra otros estados con armas nucleares. El principio de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) sugiere que si un estado con armas nucleares lanzara un ataque, el ataque de represalia resultaría en daños inaceptables para ambas partes, evitando que cualquiera de las partes inicie una guerra nuclear.
Guerra estratégica:
En el contexto de la guerra estratégica, las bombas nucleares pueden usarse contra instalaciones militares, centros industriales y centros de población para debilitar la capacidad de un adversario para hacer la guerra. Sin embargo, el potencial de daños catastróficos y el riesgo de una escalada a menudo limitan el uso de armas nucleares de esta manera.
Guerra táctica :
Las armas nucleares tácticas están diseñadas para usarse en el campo de batalla para apoyar operaciones militares. Tienen un rendimiento menor y están destinados a atacar objetivos específicos o alterar formaciones enemigas. El potencial de escalada y la eficacia limitada en comparación con las armas convencionales han limitado el uso de armas nucleares tácticas.
Terrorismo y Mercados Negros:
Si bien no es un uso directo por parte de los gobiernos, la amenaza del terrorismo nuclear o el comercio ilícito de materiales nucleares plantea preocupaciones importantes. Los grupos terroristas o actores no estatales podrían potencialmente adquirir o utilizar material nuclear para llevar a cabo actos de terrorismo, lo que tendría consecuencias catastróficas.
Armas espaciales y antisatélites :
En el contexto de la guerra espacial, las armas nucleares podrían usarse potencialmente para destruir satélites o alterar activos espaciales, lo que proporcionaría una ventaja en las operaciones relacionadas con el espacio. Sin embargo, tales acciones conllevan el riesgo de dañar la infraestructura satelital y crear desechos que podrían obstaculizar la exploración y las actividades espaciales.
Es importante señalar que el uso de armas nucleares conlleva varios riesgos, incluido su potencial de destrucción indiscriminada, consecuencias ambientales a largo plazo y el riesgo de escalada y proliferación nucleares. Los tratados y acuerdos internacionales tienen como objetivo limitar y controlar el desarrollo y uso de armas nucleares para prevenir resultados catastróficos y promover la estabilidad global.