En aguas poco profundas, especialmente cerca de la costa o en los arrecifes de coral, suele haber mucho oxígeno disponible para la vida marina. Esto se debe a que la luz del sol puede penetrar estas aguas, permitiendo que se produzca la fotosíntesis. La fotosíntesis es el proceso mediante el cual las plantas utilizan la luz solar para producir oxígeno.
Sin embargo, a medida que el agua se hace más profunda, la luz del sol no puede penetrar tan bien. Esto significa que se produce menos fotosíntesis y, por lo tanto, hay menos oxígeno disponible. Algunos organismos de aguas profundas se han adaptado a estas condiciones y pueden sobrevivir en ambientes con poco oxígeno. Estos organismos suelen tener sistemas respiratorios especializados que les permiten extraer oxígeno del agua de manera más eficiente.
En algunas áreas del fondo del océano, como las fosas marinas profundas, los niveles de oxígeno pueden ser extremadamente bajos o incluso anóxicos, lo que significa que no hay oxígeno presente. Estas áreas suelen caracterizarse por temperaturas frías, alta presión y falta de luz solar. Este duro entorno dificulta la supervivencia de la mayoría de los organismos marinos.
En conclusión, si bien hay oxígeno disponible en el fondo del océano, la cantidad de oxígeno disminuye a medida que aumenta la profundidad. Algunos organismos de las profundidades marinas se han adaptado para sobrevivir en ambientes con poco oxígeno, mientras que otras áreas del fondo del océano, como las fosas marinas profundas, pueden ser completamente anóxicas.