Vaporizar alcohol es un cambio físico. Durante la vaporización, el alcohol cambia de estado líquido a gaseoso sin alterar su composición química. Los enlaces entre las moléculas de alcohol permanecen intactos y no se forman nuevas sustancias. A medida que aumenta la temperatura del alcohol, sus moléculas ganan energía y superan las fuerzas intermoleculares que las mantienen unidas, permitiéndoles escapar al aire. Este cambio es reversible, lo que significa que el vapor de alcohol se puede condensar nuevamente en un líquido enfriándolo.