El hielo seco, o dióxido de carbono sólido, se convierte directamente de sólido a gas sin pasar por una fase líquida. Este proceso se conoce como sublimación y ocurre a temperaturas y presiones por debajo del punto triple de la sustancia. El hielo seco se usa comúnmente en diversas aplicaciones, como empacar alimentos perecederos y crear efectos de humo en representaciones teatrales, donde se transforma de un bloque sólido directamente en gas dióxido de carbono.