Los dos principales contaminantes que contribuyen a la lluvia ácida son el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx). Estos gases son liberados a la atmósfera principalmente por centrales eléctricas, fábricas y automóviles que queman combustibles fósiles. El dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno pueden viajar de cientos a miles de millas en la atmósfera antes de regresar a la Tierra en forma de precipitación ácida, ya sea húmeda (es decir, lluvia o nieve) o seca (es decir, partículas).