La cantidad en que aumenta el punto de ebullición depende de la concentración de sal en el agua. Cuanta más sal se añada, mayor será el punto de ebullición. Por ejemplo, una solución de sal al 10 % hierve a aproximadamente 108,5 grados Celsius (227,3 grados Fahrenheit), mientras que una solución de sal al 20 % hierve a aproximadamente 120 grados Celsius (248 grados Fahrenheit).
Este fenómeno es importante en la cocina, ya que se puede utilizar para controlar la temperatura a la que hierve el agua. Por ejemplo, a la hora de hacer pasta, es habitual añadir sal al agua para evitar que se desborde. El aumento del punto de ebullición ayuda a evitar que el agua se evapore demasiado rápido y cree burbujas que pueden subir a la superficie y desbordar la olla.