Cuando una neurona recibe una señal de otra neurona, ésta se despolariza. Esto significa que el interior de la neurona se vuelve más positivo en relación con el exterior. Si la despolarización alcanza un cierto umbral, se desencadenará un potencial de acción.
Durante un potencial de acción, la permeabilidad de la membrana de la neurona a los iones de sodio aumenta, lo que hace que fluyan hacia la neurona. Esto despolariza aún más la neurona, lo que hace que el potencial de acción se propague a lo largo del axón.
Cuando el potencial de acción llega al final del axón, provoca la liberación de neurotransmisores en la hendidura sináptica. Estos neurotransmisores se unen a los receptores de la siguiente neurona, lo que hace que genere su propio potencial de acción.
De esta manera, los potenciales de acción permiten que las neuronas se comuniquen entre sí a largas distancias, permitiéndonos percibir nuestro entorno, pensar y movernos.