Los electrones de valencia deslocalizados forman un "mar" de electrones móviles que se mueven libremente por toda la red metálica. Este mar de electrones crea una fuerte fuerza de atracción que mantiene unidos los iones de sodio cargados positivamente (formados por la pérdida del electrón de valencia), lo que da como resultado una estructura metálica cohesiva y estable. Los electrones deslocalizados también permiten una excelente conductividad eléctrica y térmica, que son propiedades características de metales como el sodio.