En una molécula de CH₄ (metano), el átomo de carbono sufre un enlace covalente con cuatro átomos de hidrógeno. El enlace covalente implica compartir electrones entre átomos para lograr una configuración electrónica estable. En este caso, cada átomo de hidrógeno comparte uno de sus electrones de valencia con el átomo de carbono, y el átomo de carbono comparte uno de sus electrones de valencia con cada uno de los cuatro átomos de hidrógeno. Esto da como resultado la formación de cuatro enlaces covalentes fuertes, cada uno de los cuales consta de un par de electrones compartidos. Estos enlaces covalentes mantienen unidos los átomos y dan a la molécula de CH₄ su forma tetraédrica característica.