En el corazón de la bomba de hidrógeno había un documento clasificado conocido como diseño Teller-Ulam, que lleva el nombre de sus creadores, Edward Teller y Stanislaw Ulam. Este documento contenía la clave para construir una bomba de hidrógeno y su robo habría dado a la Unión Soviética una ventaja significativa en la carrera armamentista.
La historia comienza en 1950 cuando un joven físico llamado Klaus Fuchs fue arrestado en el Reino Unido por pasar secretos atómicos a la Unión Soviética. Fuchs había sido miembro del equipo británico que había trabajado en el Proyecto Manhattan y tenía acceso a información sensible sobre la bomba atómica. Su arresto generó preocupaciones de que otros espías también pudieran estar operando dentro del gobierno de Estados Unidos.
En respuesta, el gobierno de Estados Unidos lanzó una investigación de seguridad masiva, cuyo nombre en código es Operación Sinceridad. La investigación se centró en identificar posibles riesgos de seguridad dentro del Proyecto Manhattan y otros programas de investigación sensibles. Como parte de la investigación, el diseño de Teller-Ulam fue reclasificado a un nivel de seguridad más alto y el acceso al documento quedó restringido a un pequeño grupo de científicos y funcionarios.
A pesar de estas medidas de seguridad, los secretos de la bomba de hidrógeno desaparecieron. A principios de 1953, una prueba de la bomba atómica soviética reveló que los soviéticos habían desarrollado con éxito su propia bomba de hidrógeno. Esto fue un shock para el gobierno de Estados Unidos, que creía que estaba a la cabeza en la carrera armamentista.
La pregunta de cómo obtuvieron los soviéticos los secretos de la bomba de hidrógeno nunca ha sido completamente respondida. Algunos creen que fue mediante espionaje, mientras que otros especulan que se debió a una filtración dentro del gobierno estadounidense. Hay pruebas que sugieren que Fuchs pudo haber desempeñado un papel en la transmisión de información sobre el diseño de Teller-Ulam a los soviéticos, aunque esto nunca se ha probado de manera concluyente.
La desaparición de los secretos de la bomba de hidrógeno estadounidense sigue siendo un misterio, pero es un recordatorio de la importancia de la seguridad nacional y hasta dónde llegarán los gobiernos para proteger sus secretos.