Una forma es utilizar un proceso llamado "conjugación". Esto implica vincular el antibiótico a otra molécula, como un azúcar o un aminoácido. Esto puede hacer que el cuerpo absorba más fácilmente el antibiótico y, por lo tanto, sea más eficaz.
Otra forma de aumentar la potencia de un antibiótico antiguo es utilizar un proceso llamado "derivatización". Esto implica modificar químicamente el antibiótico para hacerlo más activo. Por ejemplo, los científicos han podido aumentar la potencia del antibiótico penicilina añadiendo un átomo de flúor a su estructura.
Finalmente, los científicos también pueden utilizar un proceso llamado "terapia combinada" para aumentar la potencia de los antibióticos antiguos. Esto implica el uso de dos o más antibióticos juntos al mismo tiempo. Esto puede ayudar a superar la resistencia y mejorar la eficacia general del tratamiento.
Mediante el uso de estos métodos, los científicos han podido hacer que los antibióticos antiguos sean 100 veces más potentes. Esto ha ayudado a salvar vidas y mejorar la calidad de vida de millones de personas.