La acidificación de los océanos es una grave amenaza para los mariscos, incluidos los mejillones, ya que afecta directamente su capacidad para construir y mantener sus conchas. Los mejillones usan carbonato de calcio para crear sus conchas, pero a medida que el agua del océano se vuelve más ácida, hay menos carbonato disponible para su uso. Esto dificulta que los mejillones crezcan y reparen sus caparazones, lo que genera conchas más delgadas y débiles que son más propensas a sufrir daños y depredación. La continua acidificación de los océanos presenta un desafío importante para la supervivencia y reproducción de los mejillones y otros organismos marinos calcificantes.