El oro es un metal valioso que se ha utilizado durante siglos para fabricar joyas, monedas y otros objetos. También se utiliza en una variedad de aplicaciones industriales, como la electrónica y la odontología. El oro se encuentra en muchos tipos diferentes de rocas, pero se encuentra más comúnmente en vetas que se formaron cuando fluidos calientes ricos en minerales fluyeron a través de grietas en la corteza terrestre.
El arsénico es un elemento tóxico que suele asociarse con los depósitos de oro. Esto se debe a que el arsénico y el oro son elementos calcófilos, lo que significa que tienden a unirse con el azufre. Cuando los fluidos que contienen oro fluyen a través de rocas que contienen arsénico, el arsénico puede disolverse en los fluidos y transportarse junto con el oro. Cuando los fluidos se enfrían y depositan sus minerales, el oro y el arsénico suelen depositarse juntos.
Los investigadores descubrieron que la presencia de arsénico en los fluidos que contienen oro puede ayudar a concentrar el oro. Esto se debe a que el arsénico puede reaccionar con otros elementos de los fluidos para formar compuestos que se unen a los átomos de oro. Estos compuestos pueden luego ayudar a transportar los átomos de oro a través de las rocas y depositarlos en las vetas.
Los investigadores también descubrieron que la presencia de arsénico puede afectar el impacto ambiental de la minería de oro. Cuando se extrae oro, el arsénico asociado a él puede liberarse al medio ambiente. Esto puede contaminar el suelo y el agua y también puede representar un riesgo para la salud de humanos y animales.
Los hallazgos de este estudio podrían ayudar a los exploradores a encontrar nuevos depósitos de oro al identificar áreas donde hay arsénico. También podrían ayudar a reducir el impacto ambiental de la minería de oro mediante el desarrollo de métodos para eliminar el arsénico de los fluidos que contienen oro antes de que se liberen al medio ambiente.