En un estudio reciente, los investigadores intentaron comprender mejor cómo interactúan los radionucleidos con las células renales. Se centraron en dos radionucleidos específicos:uranio-238 y torio-232. Estos radionucleidos se producen de forma natural y se pueden encontrar en el medio ambiente, lo que plantea riesgos potenciales para la salud por inhalación, ingestión o contacto con la piel.
Los investigadores utilizaron una variedad de técnicas para examinar los efectos del uranio-238 y el torio-232 en las células renales. Expusieron cultivos de células de riñón a diferentes concentraciones de estos radionucleidos y analizaron diversas respuestas celulares, incluida la viabilidad celular, el daño del ADN y los cambios en la expresión genética.
Sus hallazgos revelaron que tanto el uranio-238 como el torio-232 podrían inducir una toxicidad significativa en las células renales. Incluso en concentraciones bajas, estos radionucleidos causaron una reducción en la viabilidad celular, lo que indica su capacidad para dañar y matar las células renales.
Además, los investigadores observaron que la exposición al uranio-238 y al torio-232 provocaba daños en el ADN de las células renales. El ADN es esencial para la función celular y el daño al ADN puede provocar mutaciones, disfunción celular y potencialmente el desarrollo de cáncer.
Para conocer mejor los mecanismos moleculares subyacentes a la toxicidad observada, los investigadores analizaron los cambios en la expresión genética en células renales expuestas al uranio-238 y al torio-232. Identificaron varios genes que se expresaban diferencialmente tras la exposición a estos radionucleidos. Estos genes participan en diversos procesos celulares, incluida la regulación del ciclo celular, la reparación del ADN y la apoptosis (muerte celular programada).
Al examinar los cambios en la expresión genética, los investigadores pudieron inferir cómo los radionucleidos afectan vías y procesos celulares específicos, proporcionando información valiosa para comprender los mecanismos de toxicidad.
En resumen, este estudio demuestra los posibles efectos tóxicos del uranio-238 y el torio-232 en las células renales, enfatizando la importancia de evaluar los riesgos para la salud asociados con la exposición a estos radionucleidos. Se justifica realizar más investigaciones para investigar las consecuencias a largo plazo de la exposición a radionúclidos y desarrollar estrategias para proteger la salud humana.