El equipo de investigación, dirigido por científicos de la Universidad de California en San Francisco, descubrió que una proteína llamada GPR65 detecta el sabor amargo. Esta proteína se encuentra en la superficie de las células gustativas de la lengua y se une a los iones de hidrógeno (H+) cuando están presentes en la saliva.
Cuando GPR65 se une a H+, envía una señal al cerebro, que interpreta la señal como un sabor amargo. Este proceso es esencial para nuestra capacidad de saborear alimentos como limones, naranjas y vinagre.
El descubrimiento de GPR65 podría conducir a nuevos tratamientos para afecciones como la acidez de estómago y el reflujo ácido, causadas por un exceso de ácido estomacal. Al bloquear la actividad de GPR65, es posible reducir la cantidad de ácido que produce el estómago y aliviar estos síntomas.
El equipo de investigación está trabajando actualmente en el desarrollo de fármacos que bloqueen la actividad de GPR65. Estos medicamentos podrían proporcionar una nueva forma de tratar la acidez estomacal y el reflujo ácido, así como otras afecciones como el dolor crónico y la inflamación.
El estudio fue publicado en la revista Nature.