1. Factores bióticos: Estos son los componentes vivos del ecosistema, incluidos los tipos de plantas, animales, hongos, bacterias y otros organismos presentes. Las interacciones entre estos organismos, como la competencia, la depredación y la simbiosis, también son cruciales.
2. Factores abióticos: Estos son los componentes no vivos del ecosistema, como el clima (temperatura, la lluvia, la luz solar), el tipo de suelo, la disponibilidad de agua y la topografía. Estos factores influyen en los tipos de organismos que pueden sobrevivir y prosperar en el ecosistema.
Al comprender la interacción entre los factores bióticos y abióticos, los biólogos pueden clasificar y definir con precisión un ecosistema.