1. Evidencia empírica:
* Reproducibilidad: Los resultados de los experimentos que prueban la hipótesis deben ser reproducibles por otros científicos. Esto elimina el sesgo y asegura que los hallazgos no sean una casualidad.
* consistencia: La evidencia debe apoyar constantemente la hipótesis en múltiples experimentos y estudios.
* Potencia predictiva: La hipótesis debe ser capaz de predecir con precisión observaciones o fenómenos futuros.
2. Revisión por pares:
* Publicación: Los hallazgos científicos generalmente se publican en revistas revisadas por pares. Esto significa que otros expertos en el campo analizan los métodos, el análisis y las conclusiones antes de la publicación.
* Critique: El proceso de publicación permite identificar críticas, debates y fallas potenciales.
3. Falsifiabilidad:
* Testability: La hipótesis debe ser capaz de probarse falso. Una hipótesis que no puede ser probada o refutada no es científica.
* Refutación: Si la hipótesis se contradice constantemente por evidencia, debe revisarse o abandonarse. Esta es una piedra angular del método científico.
4. Simplicidad y claridad:
* Razor de Occam: La explicación más simple que se ajusta a la evidencia generalmente se favorece.
* Entendimiento: La hipótesis debe ser claramente declarada y comprensible para otros científicos.
5. Amplia aceptación y consenso:
* Apoyo comunitario: Con el tiempo, si la hipótesis resiste las rigurosas pruebas y el debate, obtiene aceptación dentro de la comunidad científica.
* Consenso: Si bien no es unánime, una gran cantidad de evidencia y acuerdo entre los científicos fortalece la credibilidad de una hipótesis.
Nota importante: Es crucial entender que una hipótesis nunca se vuelve "probada" en un sentido absoluto. La ciencia evoluciona constantemente, y siempre puede surgir nuevas pruebas que desafían las teorías existentes. Incluso las teorías ampliamente aceptadas se pueden modificar o reemplazar con el tiempo.