Las especies tienen tolerancias específicas para factores abióticos. Los factores abióticos son componentes no vivos del entorno, como:
* Temperatura: Cada especie tiene un rango de temperatura óptimo para la supervivencia y la reproducción. Las temperaturas extremas pueden causar estrés, ralentizar el metabolismo o incluso ser fatales.
* Disponibilidad de agua: Las especies necesitan agua para varios procesos como hidratación, fotosíntesis y mantenimiento de la temperatura corporal. Demasiada o muy poca agua puede ser perjudicial.
* luz solar: Los organismos fotosintéticos necesitan luz solar para la energía. Otras especies pueden necesitar sombra o niveles específicos de luz solar.
* Composición del suelo: El suelo proporciona nutrientes y apoyo para las plantas. El tipo de suelo, pH y contenido de nutrientes puede afectar el crecimiento de las plantas y los animales que dependen de ellos.
* Niveles de oxígeno: Las especies acuáticas y terrestres tienen diferentes requisitos de oxígeno. Algunas especies prosperan en entornos ricos en oxígeno, mientras que otras se adaptan a condiciones de bajo oxígeno.
Esto se conoce como el principio de tolerancia. Este principio establece que cada especie tiene una gama de tolerancia para cada factor abiótico, con un nivel óptimo para el crecimiento y la reproducción. Más allá de estos límites, el organismo experimenta estrés y, finalmente, la muerte.
Ejemplo: Una especie de pez puede estar adaptada para vivir en un rango de temperatura específico. Si la temperatura del agua se eleva demasiado, los peces pueden experimentar estrés, tener dificultades para respirar y finalmente morir.
Por lo tanto, los factores abióticos juegan un papel crucial en la definición de la distribución y abundancia de especies, y su capacidad para prosperar y reproducir.