El modelo de ADN de Watson y Crick se basó en patrones de difracción de rayos X de fibras de ADN obtenidos por Rosalind Franklin y Maurice Wilkins. Estos patrones mostraron que las moléculas de ADN eran helicoidales y que las dos hebras de la hélice estaban entrelazadas en un patrón regular y repetitivo. Watson y Crick utilizaron estos datos para construir un modelo tridimensional de ADN que mostraba cómo las dos hebras se mantenían unidas mediante enlaces de hidrógeno entre pares de bases específicos.
Los pares de bases del ADN son adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). El modelo de Watson y Crick demostró que A siempre se empareja con T, mientras que G siempre se empareja con C. Esta regla de emparejamiento de bases, que ahora se conoce como "regla de Chargaff", es esencial para la estabilidad de la doble hélice del ADN.
El modelo de doble hélice del ADN también explicó cómo se almacena y transmite la información genética. La secuencia de pares de bases en el ADN codifica las instrucciones genéticas para producir proteínas. Cuando una célula se divide, la doble hélice del ADN se desenrolla y cada hebra sirve como plantilla para la síntesis de una nueva hebra complementaria. Este proceso, conocido como replicación del ADN, garantiza que la información genética se transmita con precisión de una generación a la siguiente.
El descubrimiento de la estructura del ADN fue un gran avance en biología y tuvo un profundo impacto en nuestra comprensión de la genética y las enfermedades. También allanó el camino para el desarrollo de nuevas tecnologías, como la ingeniería genética y la terapia génica.